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Cirugía coronaria:

Causada por la arteriosclerosis, la cardiopatía isquémica impide que el corazón reciba la sangre necesaria. Suele ser asintomática y puede prevenirse. Cuando produce síntomas lo hace como un dolor recurrente y opresivo en la zona del esternón y generalmente tras ejercicio físico o emociones. Además de la clínica, el diagnóstico se apoya en el electrocardiograma, la prueba de esfuerzo y finalmente el cateterismo cardiaco.

 

El tratamiento incluye medidas higiénico-dietéticas, fármacos, angioplastia coronaria y cirugía de derivación coronaria o “bypass aorto-coronario”.

Para pacientes con enfermedad coronaria que incluya tres o más vasos afectados, pacientes diabéticos con afectación de la arteria mamaria interna y algún otro vaso, afectación del tronco principal de la arteria coronaria izquierda o en casos de no ser posible la angioplastia coronaria (tortuosidad vascular, zonas de bifurcación, lesiones muy largas, enfermedad generalizada…), está indicada la cirugía de derivación coronaria.

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¿En qué consiste un bypass?

El bypass aortocoronario (también denominado bypass aortocoronario con injerto, derivación aortocoronaria, bypass aortocoronario, revascularización quirúrgica o intervención de bypass es la intervención cardiaca más frecuente.

La operación consiste en suturar una vena de la pierna o una arteria del pecho al corazón con el fin de puentear la zona obstruida. Así, se crea un nuevo camino por el que puede llegar la sangre hasta el músculo cardiaco afectado y así contraerse (latir) correctamente.

Durante la intervención, no es preciso abrir las cavidades cardiacas, ya que las arterias coronarias discurren por la superficie del corazón.

Cuando hablamos de un bypass simple, doble, triple o cuádruple, nos referimos al número de arterias que se sortean. El número de derivaciones no indica necesariamente la gravedad de la enfermedad cardiovascular.

¿Quién está en el quirófano durante la intervención?

Durante una intervención cardíaca, un grupo altamente capacitado trabaja en equipo. La siguiente es una lista de las personas que están en el quirófano durante una intervención cardíaca.

  • El cirujano cardiovascular, que dirige el equipo quirúrgico y realiza la intervención.

  • El/los cirujanos cardiovasculares ayudantes.

  • El anestesiólogo cardiovascular, que administra los medicamentos que duermen al paciente durante la intervención (anestesia). Se asegura de que el paciente reciba la cantidad adecuada de fármaco durante la cirugía y se encarga de controlar los monitores que controlan el estado del paciente durante la intervención.

  • El perfusionista, que controla la máquina de circulación extracorpórea.

  • Las enfermeras cardiovasculares, que han recibido formación específica para ayudar durante una intervención cardíaca.

¿Qué es la máquina de circulación extracorpórea?

La máquina de circulación extracorpórea también se le llama máquina corazón pulmón o máquina de derivación cardiopulmonar ya que realiza las funciones principales tanto del corazón como del pulmón: bombear y oxigenar la sangre. Así, es posible operar el corazón abriendo sus cavidades y encontrándose éstas inmóviles y vacías de sangre.

La sangre es transportada desde la aurícula derecha o las venas cavas del corazón hasta el reservorio de la máquina, desde donde pasa por un oxigenador donde se mezcla la sangre pobre en oxígeno con burbujas de este gas que se introducen en los glóbulos rojos. La sangre oxigenada (“sangre roja”) pasa por un filtro que elimina las burbujas de aire y es devuelta al corazón a través de una cánula situada en la aorta, principal arteria del organismo. De allí se distribuye al resto del cuerpo, llegando de nuevo a la aurícula derecha por las venas cavas y repitiéndose el ciclo tanto tiempo como sea necesario hasta finalizar la intervención. Los perfusionistas son técnicos especializados en el manejo de la bomba de extracorpórea asegurando el correcto funcionamiento de ésta durante la intervención.

Previo a la intervención

Excepto en casos urgentes, la intervención se llevará a cabo en una fecha adecuada para usted y con disponibilidad de quirófano por parte del cirujano. Deberá comunicar a éste su estado reciente de salud incluyendo si ha tenido algún resfriado, caries, o fiebre. Acuérdese de llevar al Hospital los medicamentos que esté tomando o haya tomado en los últimos días. Probablemente ingrese el día antes o la misma mañana de la intervención.

Deberá bañarse con una solución antiséptica y se le afeitará la zona cercana al campo quirúrgico. Con ello evitamos futuras infecciones. Permanecerá en ayunas desde la medianoche anterior a la intervención, con el fin de no sufrir complicaciones anestésicas. Por este mismo motivo es conveniente que en caso de fumar, no lo haga al menos dos semanas previas a la intervención.

Tras su ingreso se le realizará (en caso de no tenerlo ya hecho) un electrocardiograma, una analítica de sangre y una radiografía de tórax.

Como parte de su medicación preanestésica, es probable que se le dé un sedante  para estar más relajado antes de ir a quirófano. Ya en quirófano, se le cogerá una vía por donde administrar los fármacos anestésicos. Probablemente usted no recuerde esto después de la intervención.

Durante la intervención

Una vez dormido se le introducirán una serie de tubos y sondas:

  • Tubo endotraqueal: permite conectarlo a un respirador durante la intervención quirúrgica

  • Sonda nasogástrica: se introduce por la nariz y llega al estómago, para que no se acumulen líquidos y aire y no sufra náuseas o vómitos al despertarse.

  • Sonda vesical: se introduce por la uretra y llega a la vejiga urinaria, lo que permite recolectar la orina durante la intervención, evitando que la vejiga se llene y posibilitando el conocer el funcionamiento de los riñones.

Durante la intervención se le administrará heparina, un anticoagulante que hace que la sangre no se coagule mientras usted es operado. Antes de finalizar la intervención se administra un “antídoto”, la protamina, que revierte esta acción.

Puede que sea necesario extraer un trozo de una vena de la pierna (vena safena interna) para ser utilizada como injerto venoso. Casi con toda seguridad se extraerá una arteria que discurre por el interior del tórax (arteria mamaria interna) para ser utilizada como injerto arterial.

Se le dejarán entre 1 y 3 tubos de drenaje, que sirven para evacuar el normal sangrado inicial que se produce tras la intervención. La cirugía cardiaca puede acarrear una mayor excitabilidad inicial del tejido cardiaco, por lo que se le implantarán entre 1 y 5 electrodos epicárdicos de marcapasos, conectados al corazón y que asoman por el borde inferior de las costillas. Estos electrodos posibilitan la colocación de un marcapasos temporal en caso de que existan trastornos del ritmo durante el postoperatorio inicial.

La operación puede durar entre 2 y 6 horas de media, según el número de injertos que sean necesarios. Una mayor duración de la intervención no implica necesariamente mayor gravedad o dificultad.

Postoperatorio

Inicialmente será ingresado en la unidad de cuidados intensivos (UCI) donde despertará entre 3 y 9 horas después de finalizar la operación. Cuando sea capaz de respirar por sí mismo, se le quitará el tubo endotraqueal. Cuando los tubos de drenaje dejen de drenar (generalmente al día siguiente) serán retirados y tras 24-72 horas de media, se le dará de alta a planta, donde permanecerá entre 3 y 7 días de media.

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¿Qué es la cirugía sin bomba?

La cirugía coronaria sin circulación extracorpórea (también denominada sin bomba, off-pump o sin CEC)  es la realización de una cirugía de revascularización coronaria sin el empleo de la bomba de circulación extracorpórea.

¿Cómo se lleva a cabo una cirugía sin bomba de circulación extracorpórea?

La preparación es la misma que va a requerir un paciente que va a ser operado a corazón abierto con bomba de circulación extracorpórea; sólo necesitará mayor hidratación, un poco más de suero del que normalmente se requiere en una cirugía con bomba de circulación extracorpórea.

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¿Qué beneficios pueden producirse en la cirugía sin bomba?

El procedimiento de la cirugía sin bomba permite:

  • Evitar hacer un orificio a la aorta ascendente para introducir una cánula por la cual regresa la sangre de la bomba.

  • Evitar hacer otro orificio al corazón a nivel de la aurícula derecha en donde introducimos la cánula que va succionar toda la sangre que iba a llegar al corazón para mandarla a oxigenarse.

  • Evitar bajar la temperatura del paciente.

  • Evitar utilizar un oxigenador y hemoconcentradores.

  • No hay necesidad de descarga eléctrica porque el corazón no se paró.

  • No hay necesidad de recalentar al paciente puesto que nunca se enfrió.

  • No hay necesidad del empleo de algunos medicamentos conocidos como inotrópicos, que provocan que el corazón se contraiga más fuerte, porque puede estar “aturdido” después de haber estado parado media hora o una hora al usar la bomba de circulación extracorpórea.

  • La bomba de circulación extracorpórea genera un daño sobre las células que pasan a de la máquina. Al no usarse, no hay hemólisis (muerte de estas células) y hay menos anemia, el sangrado postoperatorio es menor y esto implica menor necesidad de trasfusiones sanguíneas que pueden traducirse en menor riesgo de contraer alguna infección.

  • Disminuir el tiempo de recuperación, el tiempo de hospitalización es menor, la recuperación de pacientes requiere menos medicamentos, los pacientes salen caminando del hospital en la mitad del tiempo, de 3 a 5 días en lugar de 8 o 10 que se requieren al utilizar la bomba de circulación extracorpórea.

¿Qué características debe reunir un paciente para ser candidato a cirugía sin bomba?

Su cirujano le indicará, evaluando la anatomía de los vasos afectados y las enfermedades asociadas que usted presente, si es candidato o no a cirugía sin bomba.

Cuando son dos o más los vasos de la cara de atrás del corazón que le llamamos cara posterior, inferior del corazón, probablemente sea más cómodo hacerlo a corazón parado. Si el paciente es joven y no ha tenido infartos se puede hacer a corazón parado con resultados muy parecidos. Sin embargo en los pacientes muy deteriorados, que tienen por ejemplo el riñón o los pulmones dañados, es conveniente tratar de ahorrarles el daño que sufre el riñón o el pulmón, cuando el paciente está en la bomba de circulación extracorpórea. En esos casos vale la pena hacer la cirugía o intentar hacerla a corazón latiendo, sin parar el corazón y sin emplear la bomba de circulación extracorpórea.

Existen determinadas situaciones durante la cirugía (hipotensión, arritmias…) que hacen recomendable reconvertir la cirugía sin bomba a cirugía tradicional. En ese caso su cirujano valorará juiciosamente cada caso en concreto y decidirá la mejor opción.

La vida después de un bypass

Tras esta intervención, deberá reducir el consumo de grasas animales y colesterol. Puede caminar o nadar paulatinamente y sería conveniente un programa de rehabilitación cardiaca que incluye una dieta equilibrada específica, abandono del hábito tabáquico y control del estrés.

Además deberá seguir tomando fármacos que eviten la progresión de la enfermedad y limiten el trabajo que el corazón debe realizar. Ello disminuye el consumo de oxígeno y por tanto previenen la aparición de la angina. Además deberá tomar un antiagregante plaquetario y un medicamento para disminuir el colesterol (estatina), salvo que sea alérgico a ellos.

En 4 a 6 semanas podrá reincorporarse a un trabajo de oficina. En caso de que su trabajo requiera ejercicio físico o un estrés importante, este tiempo puede alargarse o incluso requerir una baja o cambio de empleo en casos extremos.

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